CAPÍTULO 4: UN SISTEMA DE CRISIS

Posted by SOCIALISMO REVOLUCIONARIO On sábado, 23 de agosto de 2008 0 comentarios


Un ingrediente vital para la vuelta al capitalismo en la ex URSS y Europa Oriental fue el “boom” mundial de los años 80. Esto fue un proceso económico muy desigual con el desarrollo de las fuerzas productivas, de la ciencia, de la técnica y de la organización del trabajo, no suponiendo las formas que tuvo en el “boom largo” de 1950-75. Fue acompañado por una polarización enorme de la riqueza y el mantenimiento obstinado del desempleo que significó la incapacidad del capitalismo para utilizar completamente las fuerzas productivas, particularmente el trabajo de la clase obrera, la más importante fuerza productiva.


Sin embargo, los ideólogos capitalistas fueron cautivados por la combinación del colapso en Europa Oriental y los “fuegos artificiales” económicos que siguieron a la recesión en el principio de los 90. Un nuevo “paradigma”, una “nueva economía”, una nueva y duradera era de prosperidad que superaría todos los problemas de su sistema: ésta era la contraseña de la mayoría de los economistas del capitalismo, justo en el principio del nuevo siglo.


No es la primera vez que hemos visto a los voceros y estrategas del capital demostrando su empirismo e ilusiones sobre su sistema. De hecho, es una característica inevitable de cualquier auge o mejoría en la producción. Y no somos los primeros en la historia en haber contestado a estos argumentos relacionando las proposiciones básicas del análisis de Marx del funcionamiento del sistema capitalista; a las nuevas características y nuevos desarrollos que existen bajo el capitalismo. Marx mismo precisó que el capitalismo es incapaz de desarrollar su capacidad máxima debido a las limitaciones de la propiedad privada de los medios de producción y de los límites estrechos de la nación estado. Era y es un sistema de auges y de depresiones.


Trotsky, en un período que tiene algunos paralelos a la situación que enfrentaremos en la próxima era, defendió el análisis económico básico de Marx en el contexto de los años 30. Esto fue resumido en su pequeño y brillante folleto, Marxismo y Nuestra Época. Concebido originalmente como introducción al resumen de Otto Ruhle del primer volumen del Capital, Los Pensamientos Vivos de Karl Marx, proporciona una comprensión más moderna de los procesos que se desarrollan en el mundo capitalista del mundo hoy y, particularmente, de aquellos procesos que se desarrollarán a continuación de la siguiente recesión o depresión mundial que viene.


Trotsky precisa que la contradicción básica del capitalismo es que la clase obrera no puede comprar para sí el producto completo de su trabajo, porque ellos reciben solamente una parte de este bajo la forma de salarios. Sin embargo, el capitalismo supera esta contradicción reinvirtiendo el exceso nuevamente en la industria. Pero esto, en cambio, lleva a una producción mayor de mercancías que la clase obrera en cierta etapa es incapaz de readquirir. Los economistas capitalistas discuten esto incluso, como Trotsky precisó, en auges de breve duración, tales como el auge 1924-29 en Alemania, cuando Werner Sombat proclamó que el capitalismo había superado sus contradicciones (en la víspera del desplome de Wall Street en 1929).


Los Sombats modernos, son aquellos como Hamish McCrae, corresponsal de economía de The Independent. Él oscila entre el miedo de la recesión que viene y silbando en la oscuridad para mantener sus espíritus, proclamando que los métodos del capitalismo “justo a tiempo” han eliminado los stocks de reserva y, por lo tanto, el problema de una futura “abundancia” de mercancías, que vimos tan recientemente en la crisis del Sureste asiático. Incluso si McCrae esta en lo cierto, sin embargo, en vez de la superproducción masiva, el exceso de capacidad crecerá. Así, el capitalismo solamente puede continuar funcionando en base a dejar el 10% o 20% de su producción inactiva. Es un sistema basado sobre la producción para el beneficio y no para la necesidad social. El ciclo de crecimiento de los años 90 fue el más débil desde 1945.


Por otra parte, en este auge el capitalismo no ha superado sus contradicciones de clase; de hecho, los ha intensificado, como se resalta en los reportes diarios de la prensa capitalista. Hay al menos mil millones de personas pobres en el planeta que reciben cada año tanto como 600 hombres y mujeres que dominan las firmas capitalistas de monopolios de occidente. La división entre ricos y pobres ha aumentado exponencialmente, no solo entre el mundo industrial avanzado y el mundo neocolonial; sino que también dentro de los llamados países “ricos”. La mitad del uno por ciento de la población de los EE.UU. posee tanto como el 90% inferior. En los EE.UU., el modelo del llamado nuevo “paradigma económico”; 50 millones de trabajadores están peor que hace 20 años, mientras que los estándares de vida del 80% apenas se han mantenido. Una colosal riqueza esta siendo nata para los capitalistas mientras que, en ciudades como Minneapolis, existe la “profunda vergüenza” (The Mirror) de que 10 mil platos de comida a la semana se están sirviendo en las calles.


Pero este boom va a venir agitando hasta detenerse en el período próximo. Y cuando esto ocurra la consecuencia del papel parásito del capitalismo moderno, quedara al desnudo. En anticipación a esto Alan Kennedy, un consultor en administración de empresas capitalistas, ha publicado un llamado a los capitalistas de los EE.UU. en un nuevo libro, El Fin del Valor Accionista. Él precisa que "las compañías de EE.UU. han hipotecado el futuro en búsqueda de la ganancia financiera de corto plazo por los accionistas".

El uso de stock options (opciones de compra de acciones), enorme codicia en la administración de altos ejecutivos, es uno de los escándalos de la última década. Esto ha sido acompañado por una masiva reducción y reestructuración, eufemísticamente llamada “ingeniería financiera”. Cuando se cuestionaron las consecuencias de largo plazo de su gangsterismo financiero, un representante de la nueva casta de ejecutivos capitalistas declaró a Kennedy: “¿Por qué…debemos tener cuidado?, Nos iremos antes que cualquiera nos encuentre”.


Y este saqueo financiero no se restringe a los ejecutivos sino que va al corazón de los métodos del capitalismo monopólico moderno. Por ejemplo, General Electric es una de las más grandes empresas manufactureras de los EE.UU. No obstante, 30 billones de dólares han sido utilizados por esta compañía especulando en “share buy-backs”, recomprando acciones. El parasitismo del capitalismo, Kennedy cree, esta profundamente arraigado. ¿Cuál es su solución? “En un mundo ideal, debemos corregir los abusos a través de la regulación. Desafortunadamente, no creo que nada menor a un crash importante hará que la gente retroceda y que mire claramente a donde ir si todo ha salido mal”.


Pero será la clase obrera de los EE.UU. y de todo el mundo quién pagará por los crímenes del capitalismo moderno. En la recesión o depresión que asoma, todos los mitos sobre el papel de la “tecnología” moderna para garantizar un mundo libre de la recesión o de depresión será revelada. Los marxistas, por supuesto, han reconocido que la tecnología ha desempeñado un rol en ciertas industrias. Pero su efecto ha sido intensivo en la tecnología de la información y algunas industrias; y para nada similar, como en períodos anteriores, extensivos en fomentar un desarrollo amplio de las fuerzas productivas.

Por otra parte, una de las paradojas de esta sociedad, analizada otra vez por Trotsky, es que cuanto mayor es el avance tecnológico mayor es la intensificación del trabajo para la clase obrera, mayor es la explotación, mayor es el stress, el sufrimiento y la depresión, que es una enfermedad del mundo actual.


Tony Blair quiere imponer el “modelo anglosajón” de los EE.UU. en Europa y el mundo. Esto convertirá a la clase obrera en esclavos, cuyo único fin sera producir beneficios, plusvalía, para los capitalistas. Sin embargo, condiciones semejantes producirán resultados similares. El periódico The Observer, comentando sobre el nuevo milenio, advirtió a los capitalistas que las condiciones que existen hoy son similares a las de fines del siglo diecinueve o de principios del siglo veinte.


No es ningún accidente que poderosos movimientos socialistas y comunistas surgieron en este período. Así también la clase obrera se reanimará y se moverá a la acción en el período próximo. Pero ellos enfrentarán no solo el capitalismo y sus partidos, sino los líderes de organizaciones, los sindicatos y los ex partidos de trabajadores que, en el pasado, pretendieron representarlos.


Ahora nos enfrentamos con masivas presiones desde abajo por movilización entre profesores en Gran Bretaña, Francia y España, que es frustrada por una dirección sindical autosatisfecha e indulgente. Esto ha dado lugar a que los profesores en España marcharan furiosos en contra de la traición de los líderes de Comisiones Obreras (ex partido comunista), gritando: “Queremos nuestros propios sindicatos”.



Los capitalistas fingen que la clase obrera es impotente contra la globalización. Pero como las demostraciones contra la Organización Mundial de Comercio (OMC), los llamados “disturbios” en Londres en junio de 1999; y las nuevas protestas este año demuestran, este no es el caso. En esta etapa, estas demostraciones involucran nuevas capas de juventud así como de la clase obrera. Los batallones pesados del proletariado no se han movido hasta ahora. Pero los acontecimientos, inminentes y poderosos acontecimientos futuros los forzarán a la acción. Una recesión o una depresión seria darán lugar a furiosas batallas defensivas de la clase obrera.

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